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Paru le 06/04/2007 | Broché 32 pages
Tout public
photographies de los autores | traduit par de Corrinne Parra
Situada bajo una de las altas mesetas del Périgord Noir, la cueva de Rouffignac atrae gentes y animales desde el alba de los tiempos. Durante estos milenios, los osos se refugiaron para hibernar y parir.
Esta boca abierta fascina a todo aquel que se acerca. Es sin duda lo que nos atrae, al igual que en el pasado a nuestros ancestros, a dejarnos atrapar por este dédalo. Envuelto por las tinieblas y el silencio, se siente esta mezcla de emoción y serenidad que, hace 13 000 años, condujo la mano de los autores de las obras maestras que adornan paredes y techos. Poco a poco, el tiempo desaparece y descubrimos entonces toda la dimensión espiritual que dirigió los pasos de nuestros lejanos antepasados hacia una sensibilidad próxima a la nuestra.
Marie-Odile Plassard ya no cuenta las horas pasadas desde hace veinticinco años en las cuevas prehistóricas de Francia y España.
Jean Plassard sólo tenia cuatro años cuando fueron descubiertos los dibujos y grabados de Rouffignac. A edad temprana se codea con los más grandes especialistas de la prehistoria. Es licenciado en geologia del cuaternario y de prehistoria del Instituto del cuaternario de la Universidad Burdeos-I. Los dos son, sin duda, los mejores conocedores de la cueva de Rouffignac, por lo que, naturalmente, comparten la responsabilidad del lugar.